miércoles, 15 de diciembre de 2010

Una chequeada al tigre pues!

Recuerdo mis años mozos, aquellos en los cuales galantemente paseaba por la ciudad en mi vehículo, mientras avanzaba veía hermosos pasajes, casas señoriales y balcones otoñezcos, nada podia pasarme, era intocable desde mi ubicación! Cordialmente fui a recoger a una señorita con la cual nos encontrabamos en una romantica y apasionada batalla, era una noche acogedora con velas, vino y mucha musica la que compartia con aquella doncella que me acompañaba por esos remotos e indescriptibles lugares, los cuales muy animosamente recorríamos debido al apasionado momento, pensaba que todo era posible, que el amor podia sobrepasar todas las murallas posibles, que nada podia detenerme, la realidad iba ser algo temporal, que no existia y que solo podia estar en la mente de los mediocres, es entonces que luego de mucha conversación llegue al acuerdo con mi doncella de poder recogerla cerca a su casa, me encamine hacia su cubil, con nada mas que con mi vehículo y una botella de vino, sin nada mas que unos soles mas para ver que mas podia pasar en el resto de la noche, recogí a mi damisela y nos encaminamos hacia nuestra desconocida aventura, no sabíamos que nos esperaba pero estábamos preparados para cualquier obstáculo que se nos presentara, debido al comportamiento muy apasionado que nos caracterizaba esa noche nos dirigimos hacia un lugar que pueda cobijar nuestra actitud animal, aquel comportamiento salvaje que es la demostración de la realidad humana, aquella que nos encamina hacia la naturalidad precaria, cual nuestros ancestros demostraban desvergonzadamente, esa realidad sexual que nadie puede negar, un hotel, el precio no importaba ese instante, en realidad si, sin embargo no iba a ser un obstáculo que pueda interponerse en el ritual fisico en el cual nos encontrábamos en ese instante, fue así que llegamos a ese desventurado local, el cual iba a cobijarnos y ser complice de nuestro instinto animal, estacione mi vehículo y espere que mi compañera fuera a negociar pacientemente con el guardian del lugar, el cual amablemente nos acepto y entrego las llaves a mi pareja, que apresuradamente subió hacia la habitación indicada, yo preocupado por lo que pueda pasar a mi fiel compañero de aventuras, espere que la dama subiera y pacientemente espere la actitud del guardian que miraba cautelosamente mi actitud, inocentemente lo vi y pregunte:
- Donde puedo guardar mi vehículo para que no le pase nada.
La respuesta del guardian fue:
- Puedes guardar tu bicicleta al fondo, risas de por medio. El tigre, aquel fiel Sancho Panza, amarillo que siempre estuvo conmigo en los momentos mas decisivos de mi vida, bueno no decisivos pero si inolvidables, tuvo que ser dejado en un inhóspito lugar, que me causaba muchas dudas y desconfianza, cautelosamente lo estacione y cuando me traslada hacia la habitación elegida solo atine a decir al guardian:
- Hey, por favor una mirada al "tigre"!!
Luego de un intercambio de carcajadas, entre le guardian y yo, pude concretar mi entrada hacia la morada temporal que me esperaba.
Luego de transcurridas varias horas, finalizada la tarea, nos enrumbamos de salida y delicadamente saque "el tigre" de su provisional estacionamiento y cuando me estacionaba y embarcaba a mi doncella, solo pude atinar a decir al guardian:
- Gracias por cuidar "el tigre"
Mientras avanzaba solo escuchaba risas.
Que de malo puede tener poder trasladarce en una bicicleta! Acaso es un pecado?

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